Xabier Uriagereka
Estamos ahora mismo en una situación de bombardeo de normativa de sostenibilidad. Todos los días abrimos el correo, las redes sociales o el boletín oficial y nos encontramos con un montón de regulación del ámbito de la sostenibilidad aplicable proveedores, envases, residuos, personas etc.
Y más allá de esta expansión regulatoria, lo que sí es un cambio relevante ahora mismo es que se está ampliando el terreno de juego. Hasta ahora hablábamos de estrategia sostenible en nuestras operaciones, en nuestro negocio, en nuestras instalaciones. Ahora, las nuevas normativas amplían ese terreno de juego, tiran aguas arriba en la cadena de suministro sostenible y exigen que tengamos en cuenta también el impacto, los riesgos y las oportunidades en la cadena de valor aguas abajo, en todo el ciclo de vida de nuestro producto.
Eso supone un cambio importante porque nos obliga a hacernos preguntas que hasta ahora no nos habíamos hecho ¿Qué pasa más allá de nuestro proveedor directo? ¿Qué pasa una vez que nuestro producto sale de nuestro almacén? Y eso tiene implicaciones que las empresas tienen que abordar.
Retos de la estrategia sostenible
Si nos referimos a retos, por ejemplo, en primer término, hay uno claro que es el de huella de carbono y la descarbonización. Eso está claro. Unas empresas están más avanzadas que otras, pero todas están madurando el cálculo de su huella de de carbono tanto como empresa como por sus productos. El alcance 1 lo tenemos todos, el alcance de nivel 2 lo tienen casi todas, pero el alcance de nivel 3 está suponiendo un reto. De momento son cálculos estimativos, pero hasta que llegue el intercambio de dato real, gneralmente son estimaciones.
Luego está la definición de estrategias de descarbonización desde nuestras propias operaciones y desde nuestro modelo de negocio ¿Cómo nos tenemos que adaptar a esa economía descarbonizada y qué oportunidades surgen? Porque no hay que olvidar que hablamos de leyes y hablamos de cumplimiento, pero también surgen oportunidades.
Y hay empresas que lo están haciendo muy bien, que están aprovechando la ola para darle un empuje y un lanzamiento para los negocios.
Y, en segundo lugar, es claro que en los próximos años va a tocar trabajar mucho en la cadena de valor. O sea, qué pasa a partir de nuestro producto, incluso qué pasa con nuestro proveedor directo y más allá de nuestro proveedor directo, desde la cuna hasta la tumba del producto. Porque hasta ahora no ha sido un ámbito de estudio en el que se haya centrado la gestión de la empresa. Y, sin duda, va a implicar necesidades importantes, también desde el punto de vista tecnológico.
Necesidad tecnológica
A corto plazo, porque tenemos ya en puertas la directiva de reporting, de informes de sostenibilidad, van a hacer falta pasarelas de información, canales de comunicación que permitan recibir de nuestros proveedores, por ejemplo, sus prácticas de gestión ambiental, cómo gestionan los temas sociales o los temas de gobernanza sostenible.
El objetivo es conseguir una imagen nítida de la cartera de proveedores completa, con foco en el riesgo en cuanto a incumplimientos o a prácticas poco sólidas relacionadas con la gestión ambiental, social, la gobernanza, etc, que ayude a establecer acciones y fijarse metas.
Y a más largo plazo, se va a crear un ecosistema de datos tremendo para poder dar respuesta a todos los esquemas de trazabilidad de datos que vamos a necesitar. Eso complica todo mucho, porque nuestras cadenas de suministro no son lineales, son fractales, con lo que empiezan a aparecer muchísimos más actores.
Los informes que ahora se están elaborando con datos estimativos, muy pronto tendrán que realizarse con datos reales y trazables. Si tenemos en cuenta la cantidad de fuentes de información y con quien vamos a tener que intercambiar la información, obligatoriamente tendremos que apoyarnos en herramientas que nos puedan facilitar el análisis y la visualización de datos, que faciliten la toma de decisiones. La tecnología va a tener que ser socio necesario porque si no, nos va a inundar el dato.
El papel de la tecnología en la estrategia sostenible
¿Qué pasa? Hasta ahora, el volumen de datos, siendo amplio, se va a multiplicar en el ámbito de la sostenibilidad. Partimos de gestionar operaciones propias a que se amplíe el terreno de juego, lo cual multiplica el volumen de datos y complejiza su interpretación. Aquí es donde entran en juego las herramientas tecnológicas, como las de visualización e inteligencia artificial, que son capaces de identificar tendencias, hacer predicciones y simulaciones.
Por ejemplo, estas herramientas pueden ayudarnos a diseñar una cadena de valor menos contaminante, con una huella de carbono reducida, y a optimizar los flujos internos de material entre nuestras diferentes plantas para reducir la huella de carbono. Aunque siempre habrá una persona que dé lógica a estos sistemas y elabore el discurso, el papel de la tecnología será cada vez más relevante para procesar todos los datos, analizarlos y presentarlos de manera comprensible.
Empresas líderes en sostenibilidad
La regulación en materia de sostenibilidad está transformando la manera en que las empresas abordan sus estrategias sostenibles. Este cambio no solo implica cumplir con nuevas normativas, sino también aprovechar las oportunidades que surgen de una economía descarbonizada. Las empresas que logren adaptarse y aprovechar esta ola regulatoria podrán impulsar sus negocios y posicionarse como líderes en sostenibilidad.
Además, la tecnología jugará un papel fundamental en esta transición, facilitando la gestión de datos y la toma de decisiones informadas. Las empresas deben estar preparadas para enfrentar estos retos y aprovechar las oportunidades que la sostenibilidad ofrece, integrando la estrategia sostenible en el núcleo de sus operaciones y modelos de negocio.
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